martes, 6 de abril de 2010

Dos monjes iban hacia su monasterio cuando al pasar un río escucharon los gritos de una dama que pedía socorro. Era una joven que estaba en peligro de ahogarse. Uno de los monjes se tiró al agua, cogió a la hermosa joven en sus brazos y la puso a salvo en la orilla. Tras despedirse los monjes continuaron su camino. Transcurrido un tiempo el que no había hecho nada dijo: - Deberías saber que nuestras normas no permiten tocar a mujer alguna.

- Yo cogí a esa joven con mis brazos y luego la dejé en la orilla. Tú todavía la llevas encima.

viernes, 2 de abril de 2010

Pecado

 
"...Adán fué el primer hombre, pero no porque fuese el primero probablemente, antes que él hubo muchos otros; por tan­to, la historia no los puede recordar -no tienen ego-, sino porque fue el primero en decir «no». Y a mi parecer, ¿cómo va a ser Adán el primer hombre? Seguramente hubo millones de hombres an­tes que él, pero ninguno de ellos dijo «no». No podían conver­tirse en hombres, no podían convertirse en egos.
Adán dijo «no». Sufrió por decirlo, por supuesto; fue expul­sado del jardín de la felicidad.
 
Adán es un hombre y todos los hombres son como Adán. La infancia es el Jardín del Edén. Los niños son tan felices como los animales, tan felices como los hombres primitivos, tan felices como los árboles. ¿Habéis observado a un niño correr entre los árboles o en la playa? Todavía no es humano. Sus ojos siguen siendo transparentes pero es inconsciente. Tendrá que salir del Jardín del Edén. Este es el significado de la expulsión de Adán del Jardín del Edén, ya no forma parte de la felicidad incons­ciente. Al comer la fruta del árbol de la sabiduría se ha vuelto consciente. Se ha convertido en un hombre.

No es que Adán fuese expulsado una vez, sino que cada Adán deberá ser expulsado de nuevo. Cada niño deberá ser expulsado del jardín de los dioses; forma parte del aprendizaje. Es el dolor del aprendizaje. Hay que perderlo para volverlo a encontrar, para en­contrarlo conscientemente. Esta es la carga del hombre y su des­tino, su tormento y su libertad, el problema y a la vez la grande­za del hombre".

Osho.