En algun momento en el que viví a medias sentí tanto dolor que decidí dejar de sufrir y vivir completa... entonces dejé de evitarlo. En adelante nos presentamos, yo como doliente y el como mi supremo. Por mi debilidad el me subestimo, por su fortaleza le rendi culto, por mucho tiempo vale decir. Lo conocí de acerca como un lacayo fiel, aprendí de su comportamiento, entendí como funcionaba con el mundo, como se devenia con el. Vi desfilar a miles de sufrientes como yo bajo sus filas, siguiendo el camino que solo éste les habia marcado... algunos huyeron, otros solo permanecieron. Yo... mi "yo", parto de sus intromisiones lo amé. Y se que no lo entenderás pero así fué, ¿como no vas a amar a alguien cuando lo conoces tanto que hasta lo sientes parte de ti?, es como no amar a la madre... y la madre aún sea la peor del mundo siempre es amable. Sé que no me entiendes, pero yo a partir de este amor puedo entender tu propio dolor, porque es mi padre, mi hermano, mi amante... porque sé como funciona y no tengo miedo en abrazarlo, mucho menos de verlo, como tú.
Lo amo por que me regalo mi filosofía vertebral: olvidar lo perfecto, alejarme de lo ideal y ante eso preferir lo poetico. Pero por sobre todo vibrar con lo real, lo apasionadamente real.
Lo amo por que me regalo mi filosofía vertebral: olvidar lo perfecto, alejarme de lo ideal y ante eso preferir lo poetico. Pero por sobre todo vibrar con lo real, lo apasionadamente real.